El EV-1 tenía un innovador motor eléctrico
Todo comenzó en 1990 cuando una ley del Estado de California, cansado de la contaminación de su ciudad, proclamaba un ordenanza, la ZEV Mandatory, en la que se establecía que el 2% de los vehículos vendidos en California durante el año 1998 debían de ser coches ecológicos un porcentaje que se elevaría paulatinamente hasta alcanzar el 10% en 2003. Para ellos el estado ofrecía ayudas para compradores y fabricantes.
Tenía un diseño espectacular para un coche de 1998
Bajo esta premisa la GM sacó al mercado a finales de 1997, el modelo EV-1, curiosamente al mismo tiempo que emprendía una batalla legal contra California para derogar la polémica ordenanza. Construyo 1.100 unidades que no vendió sino alquilo en contratos de “leasing”, lo que permitía a la empresa, tener total control sobre el destino de los vehículos.
El EV-1, era un coche fascinante. Con aspecto de sedan, se ofreció en versión dos plazas con un diseño novedoso para la época, con líneas aerodinámicas atractivas y poderoso atractivo. Además de varios accesorios de confort hoy comunes (y no tanto) como aire acondicionado, elevalunas eléctricos, cierre centralizado, lector de CD, dirección asistida, asientos de cuero y un largo etc, entre los que destacaban al alta tecnología para la época como chasis de aluminio, frenos con sistema ABS, control de tracción, encendido y acceso sin llaves, control de presión automático de cubiertas, climatizador interior o frenos regenerativos.
El interior del coche tampoco dejaba nada al azar
Con todo, la verdadera innovación era el corazón del vehículo, un propulsor eléctrico. Tras una carga completa durante toda la noche, sus 26 baterías de NiMH (níquel metral-hidruro) permitían un recorrido de hasta 225 kilómetros. Además, en tan sólo tres horas sus baterías se recargaban en un 80% en tan sólo tres horas. El potente motor ofrecía una aceleración de 0 a 100 Km/h en tan sólo 9 segundos. Evidentemente el paso por el taller, se programaba cada 162.000 kilómetros por eficiencia comprobada.
Como es lógico para asegurar la operatividad, se instalaron en California un total de 500 estaciones de servicio de carga gratuita de baterías, colocadas en lugares de gran tráfico y confluencia como centros comerciales, estadios y un largo etc. Mel Gibson o tom Hanks fueron algunas de las celebridades que alquilaron uno de estos vehículos, además de personas normales de la calle y todos coincidían en que aquel coche era una maravilla.
La tecnología del turismo era realmente espectacular y única para un vehículo de esas característcas
Con todo el litigio con el estado de California siguió su curso y finalmente el estado tuvo que derogar la ordenanza, probablemente por la presión de las compañías petroleras, los fabricantes de coches y las buenas relaciones del por aquel entonces presidente George Bush con los primeros. Finalmente la ordenanza cambio a denominarse ZEV Regulatory, y cambiaba su contenido para favorecer a los coches híbridos con biocombustibles.
Así en 2004 y a pesar de las denuncias de sus propietarios, GM reclamó todos los EV-1 a sus usuarios, para primero retirarlos de la circulación y seguidamente destruirlos dejando sus restos en el desierto de Arizona. A pesar de que sus usuarios decidieron pagar lo que hiciera falta para mantener sus coches, GM se negó en rotundo. Actualmente tan sólo unos pocos modelos se conservan en Museos como testigos de una revolución industrial y ecológica que fue asesinada.
Las 1.100 unidades fueron destruídas a pesar de que sus dueños se ofrecieron a pagar "cualquier" precio por ellos
¿Quién asesino al vehículo? Pues lo cierto es que nunca se dio una razón convincente a su retirada y con ello surgió la especulación y de la especulación a la conspiración sólo hay un paso.
General Motors explicó que a pesar de los subsidios, con cada EV-1 producido, perdí agrandes sumas de dinero, algo esperado dada la baja producción. Una fabricación masiva y una adecuada publicidad habrían cambiado este aspecto, incluso un modelo menos confortable habría sido una buena decisión. La prensa clamo de “fallo catastrófico” el proyecto EV-1, sin hacer el menor caso a los usuarios de los vehículos y además, a pesar de la nula publicidad, tanto el alquiler como la destrucción del turismo, se realizaron muy discretamente, por lo que los europeos apenas conocemos el proyecto, al igual que prácticamente toda la población americana.
Ahora, tras un gran éxito en Estados Unidos, llega a nuestro país, el documental ¿Quién mato al coche eléctrico?, en el cual se cuenta le historia del EV-1 desde la visión de los usuarios del turismo, analistas de la industria, periodistas e ingenieros de grandes empresas automovilísticas. A lo largo del documental se trata de buscar al “sospechoso” del asesinato del coche eléctrico, llegando a la conclusión y señalando a algunos responsables entre los que se encuentran algunas de las grandes compañías y sus departamentos de energías alternativas como las celdas de hidrógeno, al gobierno de los Estados Unidos e incluso a los propios ciudadanos que prefieren pagar menos y seguir contaminando. El documental desvela una autentica trama conspiranoica del siglo XXI, que podría haber evitado el conocer la palabra “cambio climático”.
Carátula del documental en nuestro país
En definitiva lo que nos enseña el EV-1 es que mientras los gobiernos y sus políticas, unidas a las grandes empresas sigan empeñados en explotar al límite los “beneficiosos” recursos petroleros sin importar el precio que pagaremos por ello, las nuevas tecnologías más eficientes y más ecológicas seguirán “retenidas” a la espera de poder ver la luz cuando quizás ya sea demasiado tarde y cuando estas tecnologías sean ofrecidas, serán por las mismas compañías que ahora nos manipulan y las cuales han retenido esos avances conscientemente.
Fuente: Esencia21